El término que utilizo al saludar en mis redes es siempre el mismo: *viajeras*. Tal vez algunas de vosotras os hayáis preguntado por qué uso esta palabra y no otra, y de aquí surge este post.
Podría decir «bienvenidos viajeros», pero eso parece referirse solo a hombres, y no es el caso. También podría usar algún otro término, pero quizás tampoco nos abarcaría a todas. Sin embargo, cuando digo viajeras, siento que nos engloba completamente.
Ser una viajera no significa necesariamente amar viajar, ni haber visitado mil destinos o ser una aventurera intrépida. La verdad es que, de una forma u otra, todas somos viajeras. Desde el día en que nacemos, comenzamos nuestro propio viaje. Viajamos a través del crecimiento, atravesamos mundos llenos de momentos buenos y malos. Caemos, nos levantamos, seguimos adelante.
Caminamos junto a otras viajeras, algunas se convierten en compañeras de ruta, otras en simples conocidas. Viajamos por el universo de los sentimientos, volamos cuando nos enamoramos, y aterrizamos cuando nos rompen el corazón. Incluso cuando termina el viaje de la vida, seguimos viajando en las mentes y los recuerdos de quienes nos conocieron.
Viajamos siempre. Porque desde que nacemos, somos viajeras del mundo y de la vida.

Buen viaje.

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